CALIGRAFÍAS

CALIGRAFÍAS :  silencios de la ciudad.

La visión fotográfica sería la actitud en descubrir belleza en lo que todo el mundo ve pero desatiende como demasiado habitual. (Susan Sontag)


 

Desde su invención la fotografía desplegó una especial atención por las ciudades. La ciudad es un universo complejo y cambiante, un gran escenario con infinitud de personajes, de situaciones, de acontecimientos, de lugares que cambian de estética con el cambio de la luz, de espacios en desuso, edificaciones en ruinas, paisajes de asfalto que emergen de las profundidades… pero también es un espacio que esconde infinidad de silencios que pasan en su mayor parte inadvertidos.

El silencio es la metáfora de lo inefable y lo inexpresable creador de una realidad enigmática. Todo lo que existe son aspectos parciales del mismo y se genera en lo que no existe, en lo que no aparece. Abrirse al silencio es pues, abrirse al potencial total, donde confluyen las fronteras de la realidad y la ficción, lo comprensible y lo sobrenatural. Por eso en él encontramos otra manera de mirar que es difícil de entender.

Cualquier  imagen es una explosión  de sensaciones y sentimientos, que esconde en sus silencios: voces, rumores, latidos, historias, sueños o misterios que llevan a infinitas interpretaciones, donde la  realidad real no importa tanto como lo que ésta comunica, pues en definitiva, es el espectador el que la dota de su significado último como apunta el siquiatra y fotógrafo Serge Tisseron: cada imagen está cargada de secretos poderes que nos guían hacia  mundos paralelos e impenetrables; o como afirma Catalá: la imagen, siendo precisamente aquello que se ve, es también lo que se quiere ver, lo que hay que apartar para descubrir lo realmente importante, lo oculto.

Cada ciudad se empeña en mostrar aquello de lo que se siente orgullosa y hace de unos pocos lugares emblemáticos el rostro que quiere exhibir al mundo y olvida, no obstante que una pared desconchada, unos cables enredados, un grafismo en una valla, una grieta en el asfalto o unos restos de papeles arrancados, que nos pasan habitualmente desapercibidos, son también trazos caligráficos que la hacen única. Es más, estas grafologías están plagadas de silencios que son capaces de recodificarlas adquiriendo nuevos significados o realidades que nos invitan a soñar, llevándonos a una nueva ciudad donde lo falso, lo real y lo imaginario, se convierten en uno.

Este proyecto nace bajo estas premisas conceptuales, abocado a la abstracción, cuyo fin último es proponer una NUEVA VISIÓN DE LA CIUDAD, a través de los silencios que esconden sus CALIGRAFIAS, poniendo al descubierto esa parte onírica que nos pasa desapercibida en nuestro día a día.